No es suficiente restaurar a Puerto Rico como estaba antes: debemos fortalecer y mejorar la infraestructura de Puerto Rico para que su población prospere.
Puerto Rico necesita inversiones federales rápidas e integrales en el cuidado de salud, la infraestructura y el desarrollo de la fuerza laboral para que la economía local vuelva a ponerse en pie y en el camino hacia el crecimiento y la prosperidad futuros.
Instamos a que se apoyen medidas de transparencia y rendición de cuentas impulsadas por la comunidad en la entrega de ayuda, a medida que Puerto Rico se recupera. Las empresas de servicios públicos no deben privatizarse, para que las personas más afectadas por estas decisiones puedan tener voz en la reconstrucción de sus comunidades.
A medida que el proceso de bancarrota de Puerto Rico evoluciona, el Congreso debe proveer un nuevo comienzo para el territorio: esto significa presionar a la Junta de Control que se impuso a los puertorriqueños para que se suspendan los pagos de la deuda como parte de cualquier plan fiscal y solicitar que se dismunuya la deuda de Puerto Rico cualquier proceso de reestructuración de deuda supervisado por la corte.
Las ciudades y los gobiernos locales deben estar listos para recibir a los puertorriqueños que huyen de situaciones difíciles en la Isla con el sólido apoyo de reubicación del gobierno federal.
No se debe usar ninguna ayuda federal para socavar la democracia en Puerto Rico. El Congreso no debería otorgar poderes adicionales a la Junta de Control a cambio de la reconstrucción de Puerto Rico.
Nos oponemos al comportamiento históricamente abusivo de los bancos e inversores de Wall Street y no les permitiremos que aprovechen el proceso de recuperación para enriquecerse aún más. Ningún alivio o reconstrucción de dinero debería utilizarse para el servicio de ladeuda.
